El Asador de Aranda, ubicado en una casona del siglo XVII, es conocido como el auténtico museo donde degustar uno de los mejores cochinillos y lechazos de la región. Este restaurante reconocido por su emplazamiento, una vieja casona construida fuera de las murallas de la ciudad, intimida a los turistas que quedan sorprendidos al entrar por sus puertas. Con una decoración aspecto antiguo, unos baños que son famosos en todo Oviedo y un sin par de estancias de estilo palaciego, el Asador de Aranda sorprende en cada uno de sus rincones y cautiva por su cocina tradicional y de alto reconocimiento, donde su estrella “el lechazo castellano, asado lenta y pacientemente según la receta tradicional” os hará chupar los dedos. No hay que olvidar, que la brisa veraniega en éstos parejas invitará a los comensales a disfrutar de la amplia terraza de la que dispone este asador